Mucho se habla acerca de los traumas de la primera relación sexual pero, si nos damos cuenta, la gran mayoría de esa data esta circunscrita a la esfera femenina, es decir, lo que sienten ellas en su primera relación sexual. Quizá esto se deba a que la mujer, por su misma fisonomía, presenta una particularidad que hace que el momento de la primera relación sexual sea más aparatoso por así decirlo. En efecto, durante su primer coito, es más que seguro que el himen –tejido que se encuentra al interior de la vagina- se desgarre parcial o totalmente, produciendo un sangrado y por supuesto cierto dolor, que dependerá últimamente de la vehemencia de su amante. Digamos que la figura de incertidumbre y ansiedad que rodea al primer acto sexual en las mujeres queda bien catalogada y documentada por este hecho. Ilustrada sería la palabra más adecuada. Junto con esta representación, también acompañan a este momento una serie de factores psicológicos y psíquicos que pueden ser comunes al hombre y que también forman parte de esa data a la que nos referíamos al iniciar este artículo. Pero ¿Qué hay de la primera relación sexual en el hombre? La verdad es que la data que he encontrado apenas y alcanza a los factores psicológicos y psíquicos que rodean a ese momento, que es tan importante para el género masculino. Quizá sea producto del machismo que estos temas se tratan sólo a la pasada o será que realmente no resulta tan traumático como en la mujer en términos de dolor físico, pero lo cierto es que la primera relación sexual del hombre puede dejar tantas secuelas psicológicas como a la mujer, y quien sabe hasta más toda vez que el mismo machismo se convierte en un peligroso boomerang a la hora de calificar una relación sexual exitosa. El hombre que no ejecuta bien el acto sexual, evidentemente es “menos hombre” en los despiadados círculos masculinos –ya no digo machistas-.
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